lunes, 16 de marzo de 2009

Extrañas Exquisiteces en mi Facultad de Derecho.


Se me enseñó en mi facultad de derecho PUCP, que existe un principio de informalismo, el cual se constituye como una norma rectora que debe, necesariamente, inspirar al ordenamiento en sí, este principio defiende derechos por cuestiones meramente procedimentales como la exigencia de requisitos innecesarios o entorpecedores que tienden a robustecer la exquisita burocracia.

Se me enseñó también y a modo de ejemplo, que hasta hace no mucho, existían normas procesales que sustentaban como supuesto de admisibilidad de la demanda el tener que cumplir con caprichos de orden en el texto de la misma, como por ejemplo, el cumplir con no sé cuantas pulgadas (o habrán sido pulgas?) de margen entre el inicio del texto y el extremo de la hoja , entre otras... todo el salón respiraba tranquilo cuando se nos decía que dicha práctica había sido aniquilada.


Me gusta guardar estas viejas enseñanzas ante cualquier delicadeza de la administración pública. Sin embargo, nunca creí encontrármela en la ventanilla de la Facultad de Derecho de la Católica, mi Facultad, y menos recalcada por el Secretario Académico (autoridad a la que he recurrido y del cual me había llevado una excelente apreciación por su buena disposición, frente a un reclamo que hice en otra oportunidad)

Resulta que presenté mi humilde convenio de centro de labores para la correspondiente firma y aprobación del Secretario Académico . Mi documento, lejos de esperar un ágil sello de recepción, fue hojeado por el trabajador encargado de recibir estas solicitudes, yo imaginaba que aquel estaba revisando lo esencial de mi solicitud; sin embargo, noté que su verificación era más rigurosa, hecho que quedó corroborado cuando hizo una exclamación al encontrar un defecto adredemente buscado, me dijo en seco:

-Falta una tilde-

?

Agregó: -Claro, falta una tilde en la “O” de CATOLICA-.

osea debía ser PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

de tal forma que : "PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERÚ" ( sin tilde) era un nombre no reconocido por la facultad.

El muchacho me entregó el convenio como para que me convenza del “esencial” defecto encontrado. Lo revisé y me di cuenta que en sólo uno, de los tres convenios, había faltado la tilde en la sagrada palabra “CATOLICA”.

Trabajador: Es que él (Secretario Académico) no lo va a firmar, debe de haber un tilde necesariamente, él no firma convenios con este error.

Yo no podía creer nada…no estaba helado sino aterrado!. Su respuesta no sólo rebelaba que lo que me señalaba era una practica bastante usada , sino que dicha tilde constituía un criterio de admisibilidad para la solicitud de mi convenio! Dios mió!. Había descubierto que para dicha autoridad una tilde podía cambiar el sentido e interpretación de todo un convenio!, al punto que la no inclusión de la tilde en CATOLICA se castigaba con la no recepción de dicho documento!. -Dios mío, dios mío por qué me has abandonado! - Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido!. Me convertí en un signo de interrogación, me preguntaba será esto cierto? qué clase de problema con el percentil ortográfico del colegio tuvo el creador de semejante extravagancia!

El muchacho, que lamentablemente se estaba tragando todo mi disgusto, movía la cabeza para ambos lados, cualquiera sea mi argumentación, mi convenio no pasaría (NO PAAAAASAAAAA! diría Casareto), entendí que, lamentablemente, estaba al frente de un predeterminado cancerbero de exquisiteces y que , claramente, estaba configurado para ser lo más refinado del posible, en cuanto a "etiqueta ortográfica"


Han pasado algunos meses de tal incidente y hoy tengo que realizar algunos trámites , he recordado mi anécdota y reflexionado sobre ella. Estoy de acuerdo que toda solicitud debe guardar una formalidad, PERO EXQUISITECES NO POR FAVOR!, no le viene bien a una facultad de derecho el incorporar requisitos que satisfagan las exigencias ortográficas de una persona, como tampoco contagiarlas a la mesa de partes. Ello no es bueno, es exagerado y caprichoso.

Me gustaría conversar del tema con el mismo Secretario y sé que habrá oportunidad para dialogar sobre lo ocurrido, felizmente ya sé que la ausencia de una tilde le puede crispar el ojo y no voy a negar que, me está dando vueltas por la cabeza el cometer algún error ortográfico en alguna solicitud, haber si así le refresco un poco el tema y, consecuentemente, refrescar lo aprendido sobre el informalismo, principio que conoce mejor que yo , pero que definitivamente no usa cuando se trata de tildes en la "O" de CATOLICA.


Colofón! AL FINAL LA TILDE LA LOGRÉ CON UN BUEN "FAI PEN" NEGRO. EL MUCHACHO DE LA RECEPCIÓN SE DIO CUENTA DE ESTO, PERO FELIZMENTE TAMBIÉN SE HABÍA DADO CUENTA QUE LA TOLERANCIA TIENE LIMITES. Y LOS CAPRICHOS,FELIZMENTE, NO RESISTEN A TEMPESTADES.

2 comentarios:

Catalina dijo...

Anecdotas como esas nos pasan a todos, pero definitivamente el incidente que nos cuentas a la luz de las leyes de la razonabilidad no resultan aceptables, pero bueno es una experiencias.

La historia impecablemente contada mi querido Omar.

Sandra

Anónimo dijo...

Mierda!!!
excelente, negro,

aguante Mero Loco!
pronto, novedades.

m.


ps.- vendrá un viento y se lo llevará todo.