martes, 29 de julio de 2008

El agua que mata.




EL AGUA NO SIEMPRE ES VIDA: EL HOSPITAL MÁS IMPORTANTE DE CERRO DE PASCO PREPARA LA COMIDA DE SUS PACIENTES CON AGUA DE LLUVIA.


Esta noticia me dejó aturdido. No supe si se trataba de una broma, o una nueva medida ecológica al mejor estilo de una aldea no contactada.

El 28 de julio del presente año el periódico La República señaló que más de 150 pacientes que reciben tratamiento en el Hospital Daniel Alcides Carrión de Cerro de Pasco se ven obligados a ingerir sus alimentos preparados con agua de lluvia. El director ejecutivo de referido hospital ha dicho que esta situación se viene dando hace algunos AÑOS, y lo que es peor, con conocimiento del Ministerio de Salud, su justificación: la existencia de déficit de agua potable, por lo que tienen que recolectarla en bidones y cilindros, dicha medida atiende a un plan de emergencia.

La circulación y conservación del agua en la tierra se llama ciclo hidrológico, el agua se evapora, y, a medida que se eleva, se va enfriando y transformándose en vapor, luego se condensa, se agrupa y cae por la precipitación (pura geografía colegial). Este proceso es natural, pero en ciudades no es tan natural que digamos, es natural en una ciudad? La respuesta es negativa, nuestro cielo está cargado de impurezas, al punto de mezclarse con polvo, tierra, ácido sulfúrico, plomo y, peor aún, si le agregamos su contacto con techos de calamina o tuberías sucias y oxidadas (que imagino, es el canal utilizado para este tipo de reciclajes) nos da como resultado, agua no apta para el consumo humano.

No puede ser posible que un hospital estatal no tenga el apoyo de su gobierno regional para la exigencia y prestación de un servicio público indispensable (el abastecimiento de agua).

Un hospital no puede ser una ruleta rusa, existe un mínimo de cuidados que sí le competen a las autoridades, no se trata de utilizar el ingenio para superar situaciones, esto suena tan irresponsable como contagiarse de sida por una transfusión de sangre en un hospital del Estado, da mucha pena pensar que lo peor e irreparable puede suceder, inclusive, en un lugar encargado de velar por la salud del ser humano.Increíble.

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